viernes, 16 de enero de 2009

Sólo para románticos incurables

Pocos destinos resultan tan atractivos para una escapada romántica como México. Sus fascinantes paisajes, el azul turquesa de los océanos que bañan ambas costas, el aire mitológico y fantástico que se respira en sus pequeñas y coloridas aldeas, la melodiosa armonía de sus inolvidables boleros en la voz y la presencia de sus inconfundibles mariachis.

México es sin dudas un paraíso para los amantes de la aventura, la naturaleza, la apacible calma de un atardecer en la playa o la bulliciosa actividad de sus gigantescas urbes. Pero sin dudarlo, quien se precie de ser "romántico" debe poner sus pies - y su corazón - al menos una vez, en alguno de los cientos de exquisitos rincones de su extenso territorio.

Uno de ellos, quizá el más romántico de todos, es "La Casa Que Canta", un deslumbrante hotel con encanto en Zihuatanejo. Un lugar que aturde los sentidos por la profusa ceremonia de la hospitalidad y la originalísima arquitectura que se proyecta sobre un mar azul y atardeceres de fábula.

Piscinas "infinite", pétalos de flores formando figuras sobre las mantas autóctonas de deliciosa confección, exóticas flores y aves, pequeños fanales que iluminan la tarde mágica del Pacífico Mexicano, música suave, alta cocina gourmet, tratamientos ancestrales en inolvidables sesiones de spa con vista al mar... ¿puedes pedir más?

Todas las habitaciones del hotel poseen vista al mar. Sus exclusivas suites cuentan con piscinas privadas en sus terrazas, jacuzzis, servicios de altísima calidad hotelera y detalles de buen gusto que convierten a La Casa que Canta en una de las máximas atracciones de la región.

Si quieres reservar una estadía romántica en este fantástico hotel debes saber que La Casa que Canta acepta reservas por un mínimo de 7 noches y que no acepta niños en la propiedad.

Si estás buscando opciones para tu luna de miel (ofrecen progamas especiales), o simplemente buscas escaparte algunos días con tu pareja... si reunes una importante suma de dinero, dispones de algo más de una semana y no tienes niños (o puedes dejarlos en casa), no dudes en visitar La Casa que Canta para descubrir un sitio muy parecido al paraíso.

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